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Imagen: Dentro del bosque de Armentia. Benito Herreruela. |
Estremecer y reflejar
lo que nos rodea,
como el agua refleja
y estremece
lo que la lluvia implora.
Escuchar y acompañar
al corazón que late,
y a las palabra en el aire
que caen como las hojas.
Y golpear el tiempo
hasta agujerearlo,
hasta desgastarlo y abrirlo,
como las gotas rompen
la dureza de las rocas.
Y despertar,
como el hielo despierta
cuando el calor abre al agua
la posibilidad
de todas las formas.
Son tormentas prefabricadas las que nublan el cielo
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Fotografía: Sarolta Ban |
y no sería nada sin ese riesgo.” J. Derrida
Llueven imágenes sobre los tejados, las avenidas y las autopistas del mundo. Son tormentas prefabricadas las que nublan el cielo, relámpagos que crean deseos prefabricados. Deseos que no nos pertenecen.
Imagen: Alen Kopera. |
Que de tanto usar pantallas,
reflejos parecidos a la propia piel,
teclas, dedos en vez de labios,
que de tanto no tener los ojos en el aire,
no se marchiten las propias pupilas,
no se quiebren los puentes de la garganta,
no se congelen los ríos de las manos,
ni los nidos de la calma
o de la rabia.
Que con tanto alboroto y tanto terremoto
y tanta maraña
y tanta artimaña,
no clasifiquemos ni nos clasifiquemos
como a mariposas recién atrapadas,
ni confundamos las imágenes con su disfraz
ni la realidad con sus máscaras;
no confundamos mente con corazón,
ni lengua con oreja,
ni mano con espada.
Que de tanto usar pantallas,
reflejos parecidos a la propia piel,
e imágenes y palabras en vez de flechas y lanzas,
no ahoguemos el estar con el navegar,
ni el charlar o el relatar con el tiránico computar;
que de tanto no tener los ojos en el aire,
ni los pies en el suelo, ni la boca en la cara,
no perdamos el brillo del asombro
en nuestra mirada.
Que con tanto alboroto y tanto trampantojo,
y tanto desgarro
y tanto cotarro,
no nos desgastemos ni desgastemos
en el tenaz y fugaz roce
de lo cotidiano.
Benito Herreruela
Ojos que me miran:
pensamientos que me crean;
y que, a la vez, yo miro creando.
Pero para crear a una persona
no se necesitan todos los ojos
y todas la manos?
y todos los soles
y todas las sombras?
no se necesitan todos los sueños,
los grandes y los pequeños,
y todos los párpados bajados
y todos los párpados abiertos?
No se necesitan todas las preguntas,
y todas las respuestas;
y toda la música,
y todo el respeto,
y todo el amor,
y toda la paciencia,
y todas,
todas las palabras,
y todo, todo el silencio?
porque empequeñece las sombras
Las sombras forman parte
del juego de ver: son luz

Sigue cayendo una fuerte lluvia sobre el mundo,
Ahora un poni lame los ojos de un niño muerto.
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Fotografía: Masao Yamamoto |
Escribir no es un actividad grata. Interiormente sí, pero no siempre: sólo de vez en cuando. Mantiene la atención en cosas que importan. A saber: qué están tramando pensamientos y sentimientos mientras tomas el café de la mañana, qué emociones alimentan los impulsos cuando empieza o se acaba el amor o cuando no llega el dinero y sí llega la rabia, o qué sientes cuando observas la injustica disfrazada de leyes o de pantallas,...y cosas así, hasta llenar muchas páginas.
Pero eso es ya otra canción. Y a mí lo que realmente me gusta es el silencio. Aunque no siempre: sólo de vez en cuando.
Siempre estuvimos ciegos.
Pensar, sentir, hacer, callar.
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Hacia la luz, Pierre Pellegrini |
Ir hasta donde nacen los pensamientos. Sentarse a observar cómo construyen caminos que avanzan y dan vueltas, o se detienen y desaparecen.
Cuando fluyen, enseguida se transforman en imágenes que cambian como humo, como nubes moviéndose y disolviéndose en el cielo mientras llueven. Cuando se bloquean, forman charcos de palabras que acaban siendo lagos profundos.
Entonces también surgen imágenes. Algunas flotan en la superficie y pueden ser rescatadas. Son imágenes borrosas o claras, que acaban siendo poemas, o textos improvisados sobre cualquier soporte, o danza, o trazos sobre un lienzo, o silencio.
Otras se hunden, dando vueltas, en lo profundo, inalcanzables, inexpresables. Cubiertas por el barro del olvido mueren como fuegos de artificio en el cielo de una noche, o acaban siendo fósiles en capas sombrías e insospechadas de uno mismo.