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Lenguajes de rocas cayendo por torrentes



Hay lenguajes de rocas cayendo por torrentes,
lenguajes de relámpagos extirpando verdades y mentiras;
los veo susurrando por las calles de nuestras ciudades,
juntando y exaltando, los oigo royendo ecos del pasado,
el polvo dormido en las catacumbas de la mente.

Hay lenguajes de aguas agitadas, ríos en el aire
que sin orillas se elevan, lenguajes de árboles
creciendo confiados en las paredes de un abismo:
una sola palabra, un única imágenes los derrumba,
un ovillo de signos, o laberintos de señales y símbolos.

Hay lenguajes sumatorio de actos resonantes,
lenguajes de volcanes ardiendo en la penumbra;
resuenan agitándose en el reflejo de los escaparates,
haciéndose añicos contra icebergs de oro imantado,
armas del tirano invisible de reloj que destripa.

Hay lenguajes de barcos chocando en la neblina,
lenguajes de palabras muertas escritas sobre máscaras,
lenguajes de dientes apretados y rotas muecas;
hay lenguajes de rocas cayendo por torrentes,
lenguajes de relámpagos extirpando verdades y mentiras.


[1981, 2016]
(Publiqué una primera versión de este poema en la revista Máscara, Nº5,  Octubre 1982)
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Desidentificación


 

Ganas de ser sólo el que ve,
no lo visto,
de ser quien experimenta, 
no lo experimentado;
ganas de ser siempre el testigo, 
no lo observado.
Pero la mente insiste en volver
por la puerta de atrás,
saca su doble filo
de racionalizaciones posible e imposibles;
lo intenta una vez más, me embadurna
con sus identificaciones deslumbrantes, 
con su peso de sombras y razones, 
con su reflejo de reflejos,
con su pozo sin fondo en mis percepciones.
Ganas de ser sólo el que escucha,
no lo escuchado,
de ser siempre el que sueña, 
no lo soñado.
Ganas de ser quien muere en cada instante,
pero nunca la muerte.

[Enero, 2016]
 
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