Los criterios que hacen que unas palabras trazadas -sobre cualquier soporte:
una hoja de papel, una pantalla, un pared, la hoja de un árbol...- sean una poema
son como azucarillos disolviéndose en una tacita con café.
¿Basta con que una persona reúna unas palabras,
para que pueda afirmar que son un poema?
Probablemente sí,
si pensamos que es sólo una decisión de quien elige y escribe esas palabras.
Aquí elijo pensar que quien construye y decide si estas palabras son poemas o no, es el lector.
Cada lector construye su propio poema. Sin lector no hay poema, hay propuestas de poemas.
Hay Propoemas.
Los textos que aquí incluyo son eso, propuestas de poemas en busca de lectores.
En general son textos abiertos a distintos significados. Llegarán a ser poemas
sólo si alguién los hace suyos, los lee y vuelve a ellos de vez en cuando. Y los comparte para expresar algo que como lector puso en ellos.
Benito Herreruela
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