martes

Después de todo



Después de todo lo que perdí y perdimos,
de lo que se perdió por algún agujero del tiempo,
me queda, nos queda, lo que nunca cambia, 
el sonido de la lluvia en la piel de las calles,
el sabor de la fruta en las cálidas tardes,
la vital caricia de esta o aquella mano,
las conversaciones de fuego y humo, la música
marcando el tiempo o deshaciéndolo,
el silencio, el amor que nos afirma o nos diluye,
y la palabra, esa dulce expresión del vértigo.

Me queda, nos quedan, los ojos siempre abiertos, 
el sol mirándonos más allá de las nubes,
el agua, el aire, las serviciales manos
y algún nombre que nunca dimos al olvido;
me queda, nos queda, el amor a lo desconocido,
lo único que realmente nos pertenece,
eso que ni aún la muerte podrá arrancarnos;
después de todo lo que perdí y perdimos,
de lo que se perdió por algún agujero del tiempo.

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