jueves

Siempre estuvimos ciegos.



Siempre estuvimos ciegos —dijo. Fue con ojos prestados como vimos el mundo. Nos dieron lo desconocido en dos pedazos imaginarios y con ojos prestados nos contaron un relato rectilíneo, con principio y con final, con buenos y con malos. Ordenada la trama, la voz y el silencio, pinchada cada palabra con alfileres, con bombas o espadas, nuestros propios ojos siempre estuvieron cerrados.
Siempre estuvimos ciegos —continuó diciendo. Porque los ojos que ven nunca fueron un regalo. Los ojos prestados se fundieron con los ojos propios que nunca habían mirado. Los odios y las guerras, los triunfos y fracasos, fueron sólo por unos u otros ojos prestados. El precio pagado, uno u otro significado. Uno u otro el principio y el final. Unos u otros los buenos y los malos. Plegado todo y guardado, con aspiración eterna, en cajones clasificados y blindados.
Siempre estuvimos ciegos. Porque los ojos prestados sólo ven de forma imaginaria. En la naturaleza no existe la línea recta; no hay principio,no hay final. Los ojos propios no pueden mirar de manera involuntaria. Los ojos propios no pueden ver de manera inconsciente, sólo pueden soñar cuando están despiertos.
Siempre estuvimos ciegos —concluyó. Los ojos propios ¿qué ven?¿acaso miran?
 
 

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