miércoles

Excesiva certeza

TribuT, Jean Luc Cornec


Para que no se infecte la herida
de la excesiva certeza,
¿no sería saludable
que un rato cada día
dudáramos de todo?
Antes de acabar entre los muros
de alguna verdad absoluta,
o de que nuestras palabras resuenen
como productos que caen
de esas máquina expendedora
de veinticuatro horas.
Antes de que la rutina nos imponga
la ilusión de haberlo visto todo,
o de que el telón baje y los aplausos
nos sorprendan dormidos y sordos,
 ¿no sería mejor andar sin rumbo
un buen rato cada día
hasta encontrarnos
perdidos y confusos?
Así, llenos de dudas,
perdidos y confusos,
al menos durante un rato,
cada día estaríamos de nuevo
en situación de encontrar
largos y humildes silencios.
Y al fin, quizás, encontraríamos
nuevas preguntas.

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