Las palabras son nubes. Van y vienen.
Se dejan caer como lluvia sobre la página.
Son tinta diluida, charcas que reflejan
sombras del pensamiento.
Y no.
Las palabras son tijeras. Recortan lo que vemos.
Contornos de espacios vacíos o llenos.
Vacíos que adoptan la forma
de nuestros silencios.
Y no.
Las palabras son agujeros en la piel que nos separa,
remiendos en los párpados, hilos que enhebran
collares de esperanzas. Toboganes que conducen
con vértigo hacia dentro.
Y no.
Las palabras son ojos que palpan
lo que no puede ser tocado;
son huellas que marcan recorridos
en la arena de unos labios.
Y no.
Las palabras son sólo palabras.
Y no.
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