Imagen: Alen Kopera. |
Imagen: Alen Kopera. |
Imagen: Roy Lichtenstein, Grrrrrrrrrrr!! (1965) |
Pequeño baúl de libretas |
Imagen: Vladimir Kush. |
Como remolinos que se agotan
en la corriente de un río:
de pronto dejan de ser, disuelven su forma
y siguen el curso del agua indiferenciados,
disueltos para siempre
en el tiempo;
remolinos en un río
son nuestros cuerpos,
y también nuestros pensamientos
y toda nuestra energía,
remolinos de relatos y de silencios,
remolinos de emociones y de valores,
de sentimientos y de miedos,
remolinos de certezas y dudas,
de sombras y luces modeladas
por los reflejos cambiantes del cielo;
remolinos en un río son nuestros deseos
y también nuestros sueños,
remolinos que se agotan en en cada instante
y que la vida lleva hasta un mar
que desconocemos.
Nuestros ojos esperan formas
como nuestros pensamientos esperan significados,
como el cielo espera nubes
o como las nubes presienten rayos;
esperan formas que limiten la luz que somos,
significantes que contengan tanta sed
que acumulamos en los párpados.
También nuestras manos esperan formas
que se adapten a nuestro tacto,
y nuestros brazos esperan cuerpos
que quepan en cada uno de nuestros abrazos.
Si juntáramos todos los ojos del mundo
-los de todos los seres, no sólo los ojos humanos-,
si juntáramos todos los pensamientos
-también los contradictorios y los complementarios-;
si los juntáramos aunque fuera sólo un rato,
¿hallaríamos todas las formas
hasta dejar el vacío sin daño?
¿coseríamos entre sí sin dejar huecos
todos los significados
hasta dejar el silencio intacto?
Nuestros pensamientos, que enhebran formas
como nuestros ojos esperan significados.
Imagen: Sara Gray |
se dejan caer como lluvia sobre la página;
son tinta diluida, charcas que reflejan
sombras del pensamiento,
Y no.
Las palabras son tijeras: recortan lo que vemos,
contornos de espacios vacíos o llenos;
vacíos que adoptan
la forma de nuestros silencios.
Y no.
remiendos en los párpados,
hilos que enhebran collares de esperanzas,
toboganes que conducen con vértigo
hacia dentro.
Y no.
lo que no puede ser tocado;
son huellas que marcan recorridos
en la arena de los labios.
Y no.
Y no.
Imagen: Denis Sarazhin. |
las manos nos resumen,
son semilla y son arado,
son síntesis,
Imagen: Miles Johnston. |
Cuando llegaron los ‘grises’, aquel 3 de marzo de 1976, yo estaba bajo los soportales del edificio que hay frente a la iglesia, esperando, muy cerca del lugar en el que se detuvieron las furgonetas. Tenía 17 años y había acudido a la asamblea con la esperanza de encontrarme con algunos compañeros del instituto ‘Francisco de Vitoria'. En la estampida general, corrí junto a otras personas hacia el portal más próximo, y enseguida -eran años de solidaridad- nos abrieron la puerta del primer piso para que nos refugiaramos de las primeras cargas que ya sonaban.
Imagen: Thomas Barbèy
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