Así como el agua refleja cada luz
sin tener en cuenta el origen
de su energía;
como la pelota bota y rebota
sin preguntar la hora
a la mano
que la impulsa;
como la rueda gira y se detiene,
y se detiene y gira
sólo dando valor
al centro
que la sostiene,
así las burbujas de mi atención
se reflejan y botan y giran,
sin tener en cuenta el origen
ni la mano,
solamente el centro
del ojo del huracán,
la pupila inmóvil,
el vacío en el corazón
de la cerradura;
solamente la llave
que suena y gira,
que cierra y abre,
como el agua que refleja cada luz,
mi último destino.
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