jueves

Agradecimiento

Imagen: Denis Sarazhin manos.


Estuve recogiendo una medicina el pasado miércoles en la farmacia del Hospital de Txagorritxu. Con previsión, con mascarilla, con guantes, con miedo.
Paradojicamente todo estaba más vacío y tranquilo de lo que suelo encontrar. Por ejemplo, por primera vez subí solo en el ascesor hasta la cuarta. Por ejemplo, esperé menos que nunca mi turno, incluso fui atendido antes de la la hora asignada sin ningún problema. Todas las personas que encontré estaban más amables de lo normal, positivas y agradecidas, como quizás ocurra después de una batalla -qué sé yo de batallas, pero si sé que todas las batallas son grandes batallas. Unos a otros se preguntaban, y me preguntaban, qué tal qué tal, y expresaban sus buenos deseos y sus buenas esperanzas.
Fui silencioso y con respeto. Y en silencio y respetuoso, y agradecido -esto tantas veces se me olvida-, volví a mi confinamiento en casa.
No tengo ninguna duda. A este virus, pensando en proyección -y vista la actitud de los luchan muy cerca de él en el día a día- ya lo tenemos vencido. Quede como quede el campo de batalla. Pero esa es otra canción. 
Sólo expresar gracias. Y decir que es posible que la solidaridad sin interés -la solidaridad natural-  quizás sea la más bella expresión del amor.

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