sábado

Tormenta

Fotografía: Even Liu

Me detengo un momento y miro
a través de la lluvia y la tormenta:
las palabras chocan y se muerden
y los puentes entre un corazón
y otro corazón,
entre una mano
y otra mano,
se tambalean como barcos mecidos
por un ordenado caos
de ciegas olas.


De pronto los sueños parecen
deseos sin sentido,
son como granos de arena
entre los dedos de las manos,
y los actos sacan sus flechas afiliadas
que buscan sus blancos heridos
por terremotos sin sentido.

Las calles que desgasté y desgastamos,
los ojos que miré y me miraron,
las manos que tendí y me tendieron
los abrazos y las caricias, y las palabras
en el cuello de una noche;
y las personas que amé y que me amaron,
y los sueños que prometí y me prometieron,
y las complicidades, y los adioses, y los besos
en el andén de los días,
quedan ahora tan lejanos, tan distantes,
que dan vértigo y señalan la trama
de una fábula vanal o de una cuerda floja.

Pero enseguida mis ojos levantan sus pupilas
de la lluvia y la tormenta, y buscan
de nuevo mis pies y mis zapatos,
y doy un paso y otro paso,
a tientas descubro otros ojos, otras manos,
y entonces sé que sólo la luz existe
y que la tormenta es un paso necesario
para llegar a la calma,
para regar la dicha.

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