Imagen: Catrin Welz-Stein. |
Aquel instante
se pegó a mis abrazos
como el hielo
al amanecer de los inviernos,
al amanecer de los inviernos,
aquel pobre instante
hecho de lluvias y carámbanos,
y arañado y desgastado
por deseos imposibles
y desalientos.
Aquel instante
sombra de luna y hielo,
instante de fuego congelado
que ahora cuelga de mi cuerpo,
instante burbuja
que se eleva y estalla
sobre el cuaderno
en el que anoto
mis vértigos.
Aquel instante
enviado de vuelta
por venas y silencios;
aquel pobre instante
se pegó a mis abrazos
como el hielo
al amanecer de los inviernos;
al amanecer de los inviernos;
aquel instante
que dejó una estrella, sin cielo,
que dejó una estrella, sin cielo,
en el mapa de mi recuerdo.
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