La tierra -en minúsculas-, hoy,
tan llena de semillas a punto de germinar.
Mi mente, ahora, tan llena de pensamientos.
El cielo -siempre- tan lleno de estrellas.
Sin embargo, cuando me empeño
en abrir con mis uñas una semilla
-queriendo encontrar qué sé yo dentro-,
nada encuentro.
Y cuando observo mis pensamientos
y los fuerzo a gotear
como gotea un bola hecha de nieve
retenida entre mis los dedos;
cuando los trato como la pieza de un puzzle
que aspira a completar una imagen objetivo,
sólo encuentro ecos,
y entre eco y eco nada encuentro.
Y cuando miro las estrellas,
siempre misteriosas y asombrosas,
qué veo sino una inmensa noche llena de luz
y un gran vacío que alumbrar.
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