El éxito del plástico en el megamercado
-esa pegajosa metáfora del mundo-
expresa el triunfo de los envases
sobre los contenidos;
señala la supremacía de los significantes
sobre los significados,
la tiranía de los objetos
sobre los sujetos
y del dinero sobre quien compra
y lo comprado;
como nieve cayendo de pensamientos acicalados,
deforma imágenes y sentimientos
que se ofrecen como sueños
muy bien empaquetados.
El éxito del plástico tan bien vestido,
-del plástico transparente u opaco-
del plástico que no dejan pasar la herida,
ni la sombra, ni la noche; tampoco
el sol, ni el silencio,
ni los abrazos.
Pero ya se sabe, sin su sombra
todo es invisible,
hasta que explota.
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