Imagen: Roger Braun. |
Hay un gran cuento
que se llama tiempo,
un cuento tantas veces contado
que no deja duda ni espacio
para grietas
o experimentos.
Tantas, tantas veces contado
que nos inquieta
si en el cuento
alguien olvida una palabra,
una coma, un punto,
un silencio siquiera;
nos asusta si alguién de pronto se levanta
y se marcha
y se salta el guión de una escena.
Un cuento que nosostros mismos
nos contamos
cada día,
y cada segundo es una letra
de un relato contado
con el disfraz
de la certeza.
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