Imagen: Instalación de Chinaru Shiota |
Podría escribir el mismo verso
de amor o desamor,
de rabia o de esperanza,
de sed o de desaliento,
escribirlo y reescribirlo
una y otra vez,
y cambiaría
en cada momento,
como cambian su forma
las nubes en el cielo,
el agua en el arroyo,
las dunas en el desierto;
las mismas palabras repetidas,
pero nunca sería el mismo verso,
nunca la misma rabia
ni la misma esperanza,
nunca la misma sed
o el mismo desaliento.
Las palabras, en el poema,
como el agua en el río,
aunque iguales,
nunca son las mismas,
y aunque inocentes,
nunca son ingenuas.
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