viernes

Creencias


Cada cierto tiempo 
me ocurre:
todos mis asideros,
mis razonamientos,
se craquelan,
-magro sobre graso-.
No desaparecen,
-y puedo seguir utilizándolos-
pero dejan ver un fondo
que no reconozco como mío.
No me inquieta.
Soy buen degustador
de lo desconocido.
Pero pienso entonces
que nuestras creencias
-sean las que sean-
son manos
que tapan nuestros ojos
y son también dedos
que taponan nuestros oídos.

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