Imagen: Litografía, Maternidad, Picasso, 1963. |
Para mi madre, Petra Correas,
que fue aquel corazón.
Antes que la palabra
conocimos el silencio,
y enseguida el ritmo, la música
de las mareas de la sangre,
el vital ritmo de los latidos
de un corazón.
Antes que cualquier significado,
que cualquier relato,
conocimos lo informe,
lo abstracto, un vaivén
de luz y sombras sin nombre,
que nos envolvía
en cada movimiento
en un manto de intuición.
Pero todo eso lo hemos olvidado.
Sólo nos queda la palabra.
Quizás por eso escribimos,
porque buscamos
la música, el ritmo, y aquel silencio,
y aquel vaivén
de las mareas de la sangre,
y aquel sonido
de las olas de un corazón.